A las 8 en punto encima de las motos y en tensión, la etapa
era larga, 450 km, frontera y transbordador. Para empezar fueron como 90 km de asfalto en buen estado,
sin viento y con frio, la velocidad fue buena y llegamos a la frontera de Argentina,
cola bastante larga, como una hora para salvar los tramites. Salimos con ripio
durante unos 15km hasta la frontera de Chile, allí invariablemente revisión de
todo el equipaje, descargar del coche de apoyo y volver a cargar, con la
dificultad añadida que la camioneta lleva la moto de Kent.
La salida de la frontera fue sobre ripio unos 85 km hasta
Cerro Sombrero, allí estuvimos esperando al gasolinero que se había ido a comer,
cuando llego, le aplaudimos y él se defendió enseñándonos el cartel que ponía los
horarios, dos carteles, ininteligibles,
pero eran los suyos o los acatas o no hay gasolina, eso si, hay que pagarla en
cash, sino te quedas a dos velas.
Salimos a buena velocidad para llegar al barco y cruzar el
estrecho de Magallanes de vuelta, allí una
fila interminable de coche y cambiones a la espera, nosotros nos colamos, 14
motos, más dos ingleses, más dos brasileros. La cuestión es que la admisión al
barco depende de una especie de rompetechos de 1,60 cm de altura, con una mala
leche que decide cuando subes al barco y esa especie de fiebre en contra de las
motos le duro 2 transbordadores, es decir dos horas.
Pasamos en estrecho por Punta Delgada y paramos en un bar
donde nos sirvieron un Frankfurt, triste y solitario. Esa fue toda nuestra
comida del día y arreando que todavía nos faltan 280 km hasta Punta
Arenas. Directamente a devolver las
motos en un taller de Motoaventura.
Por la noche, cena de despedida, spaguetis, salmón y bifé,
vino Carmenere y de postre un pisco sawer.
Bueno, después de
4.285 km, el viaje ha tocado a su fin, dentro de un rato tomamos el avión hasta
Santiago y luego cada uno en su casa. Cada uno de nosotros se queda con una sensación diferente, yo voy a decir la
mía y así no me equivoco. En el lado
positivo, la estepa, enorme, grandiosa, los guanacos, andando a sus anchas, las
carreteras de asfalto perfecto, el Perito Moreno, las Torres del Paine, Bariloche,
Ushuaia...En la parte negativa algunos tramos de ripio en obras, que se hacia
la conducción dificilísima, los hoteles, muchos de ellos cutres, fuera de la
ciudad y sin servicios, rutas mal diseñadas por cortas o por largas.
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